martes, 18 de septiembre de 2012

Mi pequeño jardín comestible

 

Hacía ya tiempo que me rondaba la idea de tener mi propio huerto en casa. Había leído acerca de la moda estadounidense de plantar verduras y hortalizas en las azoteas de los edificios, o sobre restaurantes de cocina de autor que cultivaban ellos mismos algunos de los alimentos que luego servían. Incluso había oído hablar de pequeñas parcelas, en el extrarradio de Madrid, donde la gente pagaba un alquiler y cultivaba toda clase de hortalizas para autoconsumo. Alquilar trozos de tierra ‘muertos de risa’ y darles uso me parece una genial idea, así que cuando mi amiga Helena me comentó la posibilidad de hacer un taller de huerto ecológico urbano en su Handmade Lab, le dije “sí” con los ojos cerrados.

De momento, mi jardín comestible es lo que se llama ‘un proyecto de’. Parece que lo que plantamos en el taller crece a buen ritmo. Por lo menos, así es en mi caso. También hay que decir que mis hortalizas las tengo a buen recaudo (emoticono de guiño). Como digo, es un ‘amago de’ huerto ecológico en casa (también valen balcones, terrazas, azoteas y zonas interiores con sol). Si lo que he plantado prospera, me pensaré el continuar de modo más serio en una parcela de tierra a la que quizá tenga acceso. Llevará más tiempo y dedicación, pero seguro que merecerá mucho la pena. 

En cuanto al tema de la alimentación ecológica, recientemente una universidad estadounidense de renombre publicó un artículo de investigación en el aseguraban que los alimentos orgánicos (o ecológicos) son tan sanos como cualquier otro. El tema levantó revuelo durante una semana. En resumen, decían que la única diferencia entre los alimentos ecológicos y los demás era que los primeros son más sabrosos que los segundos. Mi cara al leer dicha noticia fue todo un poema. Y más cuando el profesor que nos dio el taller, Juan Carlos Bresol de Mercatrémol, nos contó que a las manzanas, por ejemplo, se les da hasta veinte baños de pesticidas una vez recogidas ¡Y que se les da incluso CERA! Ahora entiendo porqué las manzanas verdes brillan tanto.

Si estáis interesados en comprobar vosotros mismos las diferencias entre un alimento ecológico y otro normal, os dejo aquí algunos de los sitios que conozco en Alicante donde venden este tipo de productos: ALDI (San Gabriel y detrás de Decathlon), un pequeño supermercado de “todo ecológico” en la calle Ángel Lozano y en la calle Crevillente, por la Avda Xixona, tenéis Mercatrémol (aquí hay que hacerse socio para poder comprar, pero podéis seguir la página por f-book). Eso sí, los precios no son baratos, aunque por echar un vistazo no os cobran. Yo comprobé por mi misma el aspecto tan diferente que tienen las frutas y hortalizas ecológicas. El sabor ya os lo contaré más adelante. De momento, aquí os dejo algunas de las fotos que muestran la evolución de mi pequeño jardín comestible.

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